¿Etiquetar o no? Esa es la cuestión

¿Cuál es el objetivo de etiquetar? ¿Es tan necesario para comprender? ¿Hasta qué punto nos limita?

Creo que cuando somos etiquetados, nos atribuyen modos de conducta, de pensamiento, ser-en-el-mundo, somos a partir del momento en el que somos determinados como mujer/hombre heterosexual, homosexual, transexual, pansexual, no-binario, demisexual, etc. A partir de ahí nadie puede moverse, porque salir de la etiqueta que está determinada en la sociedad genera confusión y ansiedad (al otro y por ende a uno).

Yo creo que tenemos una mente muy lineal, que aún no ha terminado de evolucionar, pero hace un esfuerzo y eso se ve actualmente en los jóvenes y niñes. La mente lineal aún nos exige que todo cierre perfectamente, tenga una categoría, un conjunto de atributos y características, que sea entendido y comprendido por la sociedad, que siempre se vaya de un punto a otro de esa línea.

Es tan importante como el otro nos lee, que supeditamos nuestra naturaleza diversa en pos de que la sociedad nos comprenda, nos determine y seamos reconocidos como parte de.

Creo evolucionar sería dejar de lado la linealidad y convertir las concepciones en una nebulosa a modo de átomo, donde nos podemos ubicar en cualquier parte, sin ser más, ni menos y podemos transportarnos a otro parte con solo un cambio.

Otra de las molestias que nos causan las etiquetas es la idea de que las consideramos como sentencias y muchas veces surgen con esa intención, pero está en nosotros comprar esa idea. Nuestra mente es capaz de rebatir la idea del otro, nuestro sistema de defensa es increíble, y no deja entrar ciertas ideas (intentar modificar a un religioso, ateo, franquista, misogino), tb lo podemos hacer nosotres cuando se nos intenta encasillar, encuadrar, encerrar en cierta idea.

Seguimos diciendo, «no me gusta etiquetar, pero soy….» estoy más a favor de quitar el «pero» y cambiar por un «no creo que haya una etiqueta que pueda definirme, y de haberla sería momentánea ¿Tan necesario lo crees para relacionarte conmigo?»

¿Por qué o ¿Para qué?

La pregunta ¿Por qué? Puede generar respuestas variadas y múltiples, sin llevar a una finalidad productiva. Cuando en realidad la respuesta es multifactorial, a veces actuamos no solo por un motivo, puede influir nuestra experiencia, el momento emocional, el estrés, la manera de hablar o expresar del otro, nuestra creencia acerca de eso, es decir, nuestros filtros mentales o la percepción de una intencionalidad oculta al mensaje del emisor.

Por ejemplo, si alguien me pregunta, por qué has respondido mal, puedo alegar, porque estaba estresada, lo que has hecho me ha molestado, me haces acordar a mis Padres cuando te pones así, me ha venido la regla, te he contestado normal, sé por dónde vas o simplemente me apetecía. Como véis se abre la puerta a multiples argumentos.

Considero que el ¿Por qué? solo es necesario cuando buscamos un origen en el pasado, y sirve para saber que fue aprendido, por ende lo podemos desaprender. Esta cuestión nos libera de la idea de que algo nació con nosotros y está en nuestra esencia. Nos da permiso para modificarlo.

Si vemos que una conducta tiene origen en nuestras experiencias y no es una concepción que traíamos de nacimiento, nos abre la puerta a reconsiderar nuestro accionar. Hay que recordar que todo lo aprendido son estrategias, que alguna vez han sido útiles, la objetivo es aumentarlas y desarrollar nuevas habilidades para responder (responsabilidad) así nuestros resultados serán mejores.

En cambio la pegunta ¿Para qué? Nos invita a ver el propósito por el que realizamos determinado acto. Es decir que nos invita al futuro, desde el presente, nos plantea los retos de aprender nuevos modos de comunicación, cambios internos que nos inspiren ser más asertivos, actualizarnos a una mejor versión de uno mismo y desarrollar la inteligencia emocional.

No es opción…

No es opción sufrir a mares, sin que tenga algún sentido u objetivo que te haga crecer. No es opción perder todo lo que quieres ni quedarte inmóvil ante la injusticia sin poder defenderte. No es opción que no te valoren y no te vean. No es opción sentirte menos, dejar de lado tus potencialidades y habilidades por un trabajo indigno y si eso está sucediendo ahora, no es opción que persista en el tiempo.

No es opción que no veas la salida, que no te pares en tus pies con seguridad y la fuerza de un superviviente y hagas frente a tus miedos, a tus desidias.

No es opción quedarte con la vida que, aunque tu mismo la creaste antaño, ahora no te llena o no te merece, ni dignifica.

Elimina todas las posibilidades de tu mente de que algo pueda o no suceder, cierra la puerta a tu miedo, no centres la atención en la opción que no quieres, dilo si es necesario en voz alta, para escucharte y que se grabe auditivamente, así tu mente consciente e inconsciente busca otras alternativas. Tu mirada y tu atención se centrará en la diversidad que SI es opción. Lo que piensas lo creas por lo menos como opción, por eso da la orden a tu mente.

 

El universo no conspira como algunos piensan, sino que es nuestro propósito firme y seguro lo que irá filtrando todas las alternativas posibles y que no te engañe el miedo, que suele requerir mucha de tu atención, es por eso que lo que temes puede cumplirse.