En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar. Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Como resultado, se va formando una hermosa perla.
Una ostra que no haya sido herida de algún modo, no puede producir perlas. Porque la perla es una herida cicatrizada.
Sé como la ostra que transforma aquello que la daña en algo bello y único. Todo lo que te acontece, tiene el fin y el sentido que tu quieras darle, está en tu poder decidir hacer de eso una perla o dejar una herida eterna en tu alma.
«Con tu fuego interior, o con tu luz interior purifica y hermosea todas las cosas»