«Bueno conocido antes que malo por conocer» dicta el proverbio popular, lo tenemos grabado en nuestra mente y en nuestros corazones, pero como muchas cosas que se dicen de manera sentenciosa, encierra la imposibilidad de ver las alternativas. Preguntarse, hasta que punto es así, y como permito que lo que viene luego del cambio sea positivo o negativo.
Recordad que nosotres somos una gran influencia para nuestro destino, para no decir total. El grado de azarosidad es mínimo, une va eligiendo las posibilidades según los filtros mentales que tengamos y las posibilidades que hasta ese momentos nos habíamos creado.
La vida nos ofrece multiplicidad de alternativas, elegimos muchas veces la menos mala o la que más seguridad nos ofrece. Es hora de cambiar la forma en la que eliges. Elegir con y por miedo no es una opción.
Si sabemos que es lo que tenemos no nos hace feliz por completo y tenemos la seguridad interna de que nos merecemos más, no hay más que ir a por ello. Si como vivimos no nos llena, quizás estemos preparades para algo más grande. Siempre piensa ¿Qué es lo peor que puede suceder? Y ¿Qué alternativas tengo ante eso?
Entiendo que los miedos influyen mucho en el momento de plantearse salir de la zona de confort, en definitiva hemos estado ahí sin grandes dificultades hasta que nos hemos sentido estancados.
La cuestión es que la vida nos plantea cambios, lo que no cambia se estanca y muere, en la naturaleza sucede igual. Es muy probable que nosotres hemos deseado internamente, en voz baja que algo diferente sucediese. Cuando esa posibilidad se hacen realidad, nos enfrentamos a las dos caras de la moneda, por una parte queremos el cambio, pero por otra parte no queremos dejar de estar cómodos. Por una parte tenemos todo por ganar y por otra corremos el riesgo de perder ciertos beneficios que tenemos hasta ahora. Por una parte lo que deseamos está ahí listo para tomarlo pero dar vuelta la moneda implica también dejar de ver el otro lado.
Lo nuevo se nos presenta desconocido y ante ello, la mente piensa en infinitas posibilidades, buenas y malas, perder no es algo que querramos, pero muchas veces es la única manera de ganar un bien más preciado. Ya sabes el dicho oriental, no se puede llenar una botella de lo que tu quieres si antes no tiras el contenido de aquello que ya no te apetece.
Verás como al pasar el tiempo aquello que creías valioso perder es nimio en comparación con lo que has ganado. Y siempre ten presente que se puede volver al otro lado de la moneda, aunque es más seguro que una vez que conozcas el nuevo lado, no quieras retornar.